Este es el secreto (no tan secreto) de los daneses para ser felices
Llega desde Dinamarca dispuesto a revolucionar nuestro estilo de vida con un potente objetivo: que seamos muy felices
Has visto la palabra escrita en algún libro, Sara Carbonero lo ha aplicado en su vida en Oporto y hasta Primark ha creado una colección para el hogar ad hoc. Ya es hora de saber qué es eso del hygge y si también es para ti.
Es seguramente un objetivo compartido: todos queremos ser felices y, si se puede, más felices. Imagínate si es importante que, en 2011, la ONU declaró la búsqueda de la felicidad como un objetivo humano fundamental y se lo tomaron tan en serio que desde entonces cada año elaboran un informe mundial sobre el asunto: 155 países puestos a examen por sus niveles de felicidad.
¿La conclusión? En Europa, finlandeses, noruegos y daneses son los primeros de la clase (para encontrar a España, en esta lista también hay que bajar varias posiciones, 36 para ser exactos). ¿Qué hacen ellos que no hagamos nosotros? ¿Cuál es ese secreto de la felicidad? Necesitamos saberlo y mucho.
Pues cada maestrillo tiene su librillo pero los daneses que además de felices son majetes lo han querido compartir con el resto de europeos que, al parecer, no vivimos en semejante alborozo. Se llama hygge y ya te avisamos que escribirlo es la parte fácil, lo complicado es pronunciarlo –suena a algo así como hiuu-gue– y, sobre todo, practicarlo. Sí porque lanzarse a una vida hygge implica un cambio en nuestro estilo de vida, en nuestros valores incluso. El hygge tiene más que ver con el ambiente y la experiencia de las cosas que con las cosas en sí mismas.
Hygge es compartir una cena con tus amigos más cercanos, es despertar con la luz entrando por tu ventana, es estar acurrucada en el sofá o escuchar todas tus listas de Spotify tumbada al sol.
No es casualidad, por tanto, que hygge venga de una palabra danesa que significa bienestar. ¿No te entra paz solo de pensar en todas estas situaciones? Pues eso.
Esto de la felicidad es algo muy serio y nunca nos atreveríamos a decir que copiando el estilo de vida de los que viven en el norte de Europa tu vida será diferente y de pronto lo verás todo color de rosa. No, no va por ahí la cosa. Es un proceso en el que ir haciendo pequeños cambios hasta convertirse en una auténtica hyggeligt.
Aquí tienes 5 pasos para empezar a incorporarlo.

Sea invierno o verano, haga solo o truene, estés en casa o fuera de ella… no importa la circunstancia la ida es crear un espacio íntimo en el que todo el mundo, empezando por ti, se sienta acogido. Música de fondo, iluminación tenue, flores frescas, muebles de madera y, sobre todo, velas. “No hay receta válida para el hygge si no hay velas”, dice Meik Wiking en su libro Hygge: la felicidad en las pequeñas cosas.

Tiene mucho que ver con el vivir el momento. Nos pasa a todas, con tanto stories y tanta historia estamos en un sitio pero sin estar, sin prestar atención y, lo que es peor, sin disfrutar de lo que estamos haciendo.
Apaga el móvil y evádete. Apaga el móvil e incorpórate a la conversación que están teniendo tus amigas. Apaga el móvil y cómete ese coulant. Lo que sea pero, por un rato, apaga el móvil.

La tarta es hyggeligt. También lo son el café, el chocolate caliente, el pan recién hecho y cualquier otro alimento que requiera una especie de “ritual” en su preparación. Si además el susodicho tiene un punto de pecaminoso, mejor.
Preparar una buena comida y además compartirla con buena gente sería la máxima expresión de esta tendencia danesa.

Tu madre te habrá repetido esta frase hasta la saciedad y no podía tener más razón la señora. No hay que dar nada por sentado y un simple “gracias” cuando tu pareja te hace un cumplido o cuando recibes un regalo tiene un efecto multiplicador en tu felicidad.

Es la sede de esta tendencia y 7 de cada 10 daneses lo ratifican: el hygge se experimenta mayoritariamente en casa. Muebles de madera, dejar entrar a la naturaleza, mantas y cojines, libros… Esos son los recursos pero lo imprescindible es que elijas un rincón, hyggekrog, nos dice Wiking que se llama. Es decir, ese lugar de la casa tuyo y solo tuyo en el que te gusta acurrucarte y desconectar del mundo.