Destinos europeos para huir de la playa este verano
¿No te gusta la playa y nadie entiende que en verano quieras huir de las zonas costeras? Nuestro continente está repleto de destinos con mucho encanto donde no tendrás el mar cerca y solo tendrás que preocuparte de disfrutar de sus increíbles escondites...
A ver, que nos cueste creer que no te guste el mar sí, pero es totalmente respetable que haya gente que odie estas temperaturas del verano y no puedan ni pisar una playa cuando la mayoría de ciudadanía necesita esta estación del año para huir a la costa a disfrutar del sol, rebozarse en la arena y cargar con la famosa nevera con los refrescos necesarios para aguantar largas horas...
Pensándolo detenidamente... ¿Qué necesidad hay de pasar tantísimo calor, llegar incluso a quemarnos y llenarnos de arena por todo el cuerpo? A más de uno seguro que incluso se le ha terminado de torcer el día al masticar unos cuantos granos al llevarse el sándwich a la boca... Todo esto, por supuesto, sin hablar del vecino de al lado que al irse sacude la toalla y te llena de tierra de la cabeza a los pies. Paciencia...
En definitiva, que mientras que muchos se centran en encontrar las calas más recónditas del país, nosotras traemos soluciones a todas las que no quieren cerca el agua del mar. ¿Cuáles? Pues unas estupendas vacaciones por ciudades y pueblos europeos donde no hay playa ni la divisarás a unos cuantos kilómetros. Al fin y al cabo, el calor del verano siempre hay que pasarlo un poquito en cualquiera de los puntos del continente, pero si nos desplazamos a un destino donde por lo menos dejemos atrás las altísimas temperaturas, será de agradecer.
Quizá ya hayas estado, o quizá no, pero te prometemos que los destinos que hemos seleccionado no están cuajados de turistas y, literal, parecen sacados de un cuento. Lo que es cierto es que allá donde fuimos felices (sin playa) alguna vez volveremos... Los fanáticos del verano se preguntarán qué hará esa gente que odia la playa y huye de ella. Pues bien, a ellos quizás les gusta más pasear por callejuelas empedradas que llevan hasta bonitos mercadillos, visitar un museo, tomar una cerveza fresquita en un barrio hípster o sentarse en el césped de un idílico parque donde, con suerte, se ha rodado alguna película que conocemos. Si quieres saber dónde puedes encontrar todo esto, sigue leyendo...

Ciudad elegante donde las haya se presenta Mantua. Visitar los palacios renacentistas es casi obligatorio. Aquí los amantes del arte disfrutarán como niños pequeños. De hecho, en 2016 fue nombrada Capital Europea de la Cultura. Además, aún estamos a tiempo de poder asistir al Festivaletteratura, uno de los festivales de literatura más interesantes de Europa.

Un sitio estupendo para hacer turismo cultural. Aquí en La Haya, la residencia de la Familia Real no es lo único que se puede visitar, pues es aquí donde se encuentra el famoso cuadro pintado por Johannes Vermeer llamado La joven de la Perla en el museo Mauritshuis. Si después de esta visita queremos descansar, ¿por qué no hacerlo en uno de sus grandes parques? Y sí, aquí sí hay playa, pero con la cantidad de actividades culturales que tendremos programadas, no queda lugar para pisar el espacio salado y arenoso.

Cerca de Lisboa, la capital de Portugal, encontramos Sintra. Si nos apetece embarcarnos en un viaje de desconexión este es el lugar indicado. El interior de Sintra es boscoso y encontraremos villas y palacios como por ejemplo el Palacio Nacional de Sintra de estilo árabe y manuelino, muy reconocido por sus famosas chimeneas gemelas y sus cuidadas y elaborados azulejos.

No diréis que no os facilitamos eso de evitar la conglomeración de gente ¿eh? Este pequeño, pequeñísimo pueblo tan solo consta de 350 habitantes. Incluso en periódico The Times lo incluyó en sus listas como el segundo mejor pueblo de Inglaterra. Aquí podremos encontrar la tranquilidad que nos roba el día a día de la estresante ciudad. Las casitas son de piedra y pasear por sus calles es retroceder al siglo XV. No podemos marcharnos de aquí sin cruzar el puente de la entrada sobre el río Bybrook y visitar y el mercado del siglo XIV con su reloj medieval.

No podemos dejar atrás nuestro turismo nacional, porque en España también hay pueblos sin playa con mucho, muchísimo encanto. Es el caso de este pueblo cordobés ubicado a 119 metros de altitud sobre el nivel del mar y a tan solo 24 kilómetros de la capital cordobesa. Su entorno natural entre Sierra Morena y La Campiña acoge un gran patrimonio arquitectónico como por ejemplo su evidente y característico Castillo o su casco antiguo.

Localidad italiana que amuralla su centro histórico. Es un lugar perfecto para deleitarnos de sus vistas y de los grandes monumentos arquitectónicos que alberga como por ejemplo la catedral gótica con vistas a la Piazza IV Novembre. ¿Os suena de algo la Fontana Maggiore? Pues está aquí, así que si quieres visitarla… ¿a qué esperas?

Este pequeño pueblo alemán lo podemos encontrar en el distrito de Siegen-Wittgenstein. Paseando por el interior de la localidad, concretamente por una zona llamada Alter Flecken, observaremos un encanto especial en las entramadas formas de madera de color blanco y negro que adornan a las casas por fuera formando dibujos. De hecho, la estampa del conjunto de casas es uno de los escenarios más fotografiados.

Este bonito pueblo español situado en Teruel a 1.171 metros de altitud es uno de los que suele ocupar las primeras posiciones en los rankings de los pueblos más bonitos de España. Y es que no hay que desmerecer nuestro turismo nacional porque Albarracín fue declarado Monumento Nacional desde 1961. Desde lo alto de la colina de los Montes Universales podremos divisar el río Guadalaviar. Si nos apetece dar un paseo por el interior del pueblo, sus casas rojizas y sus calles empedradas nos harán retroceder hasta la Edad Media.

Este impresionante pueblo suizo, si se le puede llamar pueblo, alberga nada más y nada menos que 72 cascadas. Para los amantes del deporte es el destino ideal porque se encuentra situado entre grades montañas rocosas donde se pueden practicar deportes como senderismo o escalada. Para alojarnos, nada más acogedor y bonito que sus casas de madera típicas en esta zona y rodeadas de prados que enamoran.

No hay nada que defina mejor a Olite que su Castillo-Palacio. Esta localidad navarra tan solo está a 42 kilómetros de Pamplona. Aquí podemos respirar Historia. Sí Historia con mayúsculas, porque los gruesos muros y altas torres del Castillo de Olite fueron el alojamiento de los reyes y princesas. Ya en 1925 este templo fue declarado Monumento Nacional.