5 planes para explotar tu fin de semana en San Petersburgo
Junio es el mes de las noches blancas, razón suficiente para que hagas las maletas. Palabra
San Petersburgo es la segunda ciudad más grande de Rusia por detrás de su capital, Moscú. Es cierto que viajar a Rusia, por eso de las bajas temperaturas, no suele ser nuestra primera opción, pero el verano –y concretamente el mes de junio– promueve que más turistas lleguen a esta encantadora ciudad.
Y es que si San Petersburgo ya tiene fama de encandilar por sus fachadas barrocas, sus construcciones neoclásicas y renacentistas y, sobre todo, por su entramado de cuarenta islas recorridas por espectaculares canales como el Fontanka, el Moika o el Griboédov –ten en cuenta que la llaman la Venecia del norte–, en verano la cosa va a más y es de los mejores momentos para visitar a San Petersburgo.
Esto es, evidentemente, consecuencia del cambio en las temperaturas. En esta época del año son mucho más suaves y animan a largos paseos por su atractivo casco histórico, entre sus icónicos edificios y sus avenidas monumentales.
Otro motivo por el que debes viajar a San Petersburgo en verano es porque desde finales de mayo y hasta mediados de julio esta ciudad –al igual que ocurre en otras zonas con las que comparte latitud– vive sus días de luz, un mes en el que no hay rastro de la oscuridad.
Son las llamadas “noches blancas” y se dan cuando la luz del sol no llega a desaparecer del todo, es decir, es como si no llegara nunca a ser completamente de noche. Esto, que suele boicotear el sueño de los viajeros desentrenados, es también la excusa perfecta para que a altas horas de la noche las calles sigan repletas de gente comiendo y bebiendo en las terrazas de bares y restaurantes.
Es también en estas fechas y gracias a las noches blancas que la ciudad celebra festivales y fiestas que atraen a turistas de todo el mundo. Un claro ejemplo es el Festival de las Estrellas de las Noches Blancas, una muy importante cita artística que se desarrolla en el histórico Teatro Mariinsky y que acoge cada día representaciones de ballet, ópera y música clásica.
Pero no creas que aquí queda la cosa, en verano la vida en San Petersburgo se multiplica, pero esta ciudad es Patrimonio de la Humanidad con lo que hay muchas más razones para visitarla y te aseguramos que no te va a decepcionar.

Te avanzamos desde ya que vas a necesitar reservar varias horas para visitarlo por completo, pero que valdrá la pena. En primer lugar por su contenido, incluye una de las mejores pinacotecas del mundo que los zares rusos fueron alimentando con esculturas, muebles, elementos decorativos y, sobre todo, pinturas. En total, más de tres millones de obras de arte. El continente tiene poco que envidiarles: seis majestuosos edificios entre los que se encuentra el Palacio de Invierno de los zares.

Es necesario que incluyas en tu ruta de viaje el jardín de Verano, el parque de Peterhof y el jardín de Alexander. Los tres lucen el triple en estas fechas gracias a su exuberante naturaleza, sus llamativas fuentes y una arquitectura que incluye esculturas y columnas de toda Rusia pero también de otros países de Europa. El jardín de Verano, nuestro favorito, fue una creación de Pedro el Grande e incluye una colección inmensa de plantas, árboles y semillas de todo el mundo.

Te lo hemos avanzando ya, a San Petersburgo se la conoce en muchos círculos viajeros como “la Venecia del Norte” y esto es sobre todo por la gran cantidad de canales que la surcan. Lo bueno de viajar a San Petersburgo en verano es que el buen tiempo acompaña y así no hay excusas para uno de los planes más apetecibles: hacer un pequeño crucero por sus canales y el río Neva y así descubrir sus imponentes puentes decorados hasta el detalle. Es una de las instantáneas imprescindibles del viaje.

Si quieres llevarte un recuerdo especial de tu visita a San Petersburgo no puedes dejar de visitar el mercado de Udelniy. En este rincón se reúnen pequeños pedazos de la historia rusa y, sobre todo, objetos típicos de la época como una cámara de fotos, condecoraciones militares y otros objetos del ejército ruso.
Siguiendo con el shopping no puedes abandonar la ciudad sin llevarte alguna de sus “joyas” más típicas. Estamos hablando del vodka, el caviar y, por su puesto, las famosas matrioskas. Todo esto lo encontrarás en el mercado de ma.

Del teatro Mariinsky hemos hablado más arriba por que en verano acoge el famoso Festival de las Noches Blancas, pero su fama es tal que merece una mención a parte para que seas consciente de todo el partido que puedes sacarle. Y es que este teatro es todo un referente mundial en materia de música clásica. También por su ballet, que interpreta obras tan reconocidas como Carmen y El lago de los cisnes. No nos lo querríamos perder.